Comedias románticas como ‘Algo pasa con Mary’ hicieron de Cameron Diaz una de las grandes estrellas del Hollywood de los 90, unos años que ahora le quedan lejanos; su último gran papel fue la adaptación de ‘Annie’, en 2014, y desde entonces la actriz vive completamente fuera de la industria, en un parón voluntario que le ha servido para centrarse en su familia y en su marca de vino, Avaline, ecológico, sostenible y creado con uvas de origen español.

Ahora, a punto de cumplir 50 años, acaba de salir de ese retiro para reaparecer en ‘Michelle Visage’s Rule Breakers, un podcast de la BBC, donde se ha sincerado sobre lo que piensa de la fama, el éxito y las reglas del Hollywood que le tocó vivir y al que considera “una trampa” y un lugar lleno de misoginia.

“Está claro que no hice todo lo que podría hacerse”, asegura la actriz refiriéndose al movimiento #MeToo. “Durante los 90 y los años 2000 seguía habiendo mucha, mucha misoginia. Ese nivel de explotación de poderes era algo que se encontraba en toda la industria“.

En este sentido, Cameron Diaz afirma haberse sentido “una víctima de toda la cosificación y explotación social a las que están sujetas las mujeres”. E incluso dice que ella misma también ha hecho girar esa rueda en algún momento:

“Es difícil no mirarte a ti misma y juzgarte comparándote con otros estándares de belleza“.

La exposición mediática que supone su profesión terminó volviéndose “tóxica“, confiesa la actriz, encantada de haber roto el círculo vicioso que implica estar siempre joven y con una imagen perfecta.

Por eso no echa de menos Hollywood ni todo lo que implica esa industria. Durante este tiempo alejada del cine la actriz afirma haberse liberado de prejuicios y haberse aceptado tal y como es. “Te preguntas, ¿por qué estoy aquí sentada siendo tan mala conmigo? Mi cuerpo es fuerte, es capaz. ¿Por qué voy a hablarle mal? ¿Por qué voy a tratarlo mal cuando me ha llevado tan lejos?”, explica la actriz.

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