Alcohólico, bulímico y gay… Cuanto mayor era la gloria musical de Tiziano Ferro, la industria musical más se esforzaba por esconder la realidad del cantante italiano.

Tal y como confiesa en un documental en el que también expone cómo logró retomar las riendas de su vida y de su carrera.

“En España e Italia no se habla del alcoholismo y eso permite que se esconda muy bien”

Lamenta el músico en una charla ante un tema que desarrolla sin tapujos en Ferro, la producción de Amazon Prime Video que se estrena este viernes y que nació “por la urgencia de compartir la verdad”.

Y puntualiza: “No por ser un héroe, sino de agarrar mi parte más auténtica y liberarme de este peso”.

“Me encanta la idea de abrazar una cicatriz, de exponerla y convertirla en un superpoder, porque es verdad y real, por aplaudir las ganas de solucionar y no de ocultar el pecado”, insiste.

La historia no arranca el primer día que tomó una copa -lo cual sucedió en su primera gira, cuenta-, sino en su adolescencia.

Víctima del acoso por ser obeso (llegó a pesar 111 kilos, una cifra que tituló su segundo disco) y no lo suficientemente masculino para los estándares de su entorno.

Por su talento como compositor y vocalista, Ferro (Latina, 1980) fue fichado muy joven por una compañía que no terminó de apostar por él como solista comercializable hasta que perdió peso.

Sin importar cómo lo estaba consiguiendo, y así llegó su debut, Rosso Relativo (2001), que lo convirtió en una celebridad.

“Me convertí en una persona superfamosa a los 21 años”

Pero a esa edad no sabes quién eres, especialmente si llegas desde una ciudad pequeña como la mía, construida por la acción de Mussolini y en la que nunca había oído hablar de igualdad o de respeto.

Crecí sin saber quién era, porque no había personas como yo, que me dijeran que eso estaba bien y que lo importante era ser honesto”, señala.

Como se cuenta en el documental, la compañía quiso acallar cualquier posible rumor acerca de la condición sexual de Ferro y hasta se encargó a una persona que abriera sus maletas y determinara, por ejemplo, qué ropa no podía vestir por ser “demasiado gay”.

Pero Ferro no es solo un relato de caída en desgracia, sino también sobre su vuelta de los abismos, su rehabilitación y su feliz matrimonio el pasado año con el estadounidense Victor Allen tras apostar por la verdad.

Tiziano Ferro con su esposo
Tiziano Ferro con su esposo

“Todo ayuda, porque si no tenemos ejemplos, no tenemos espejos para no sentirnos solos. Vivimos en un mundo en el que no se valora lo suficiente el peso de los derechos civiles, pero espero que mi generación sea la última que haya vivido la dureza de un régimen excesivamente homófobo”, desea, mientras sigue con interés el desenlace de las elecciones en Estados Unidos.

Share This