La llegada del estado de alarma ha llevado a muchas familias a hacer acopio de alimentos, lo cual puede suponer un reto a la hora de almacenarlos en el frigorífico. Sigue estos consejos para organizar tu nevera

Muchas personas ya han comprado grandes cantidades de alimentos, por eso ahora toca gestionar de forma adecuada toda esa comida para impedir que se estropee, y tomar conciencia de la importancia que tiene el despilfarro de alimentos.

Pero estos consejos van (sobre todo) para aquellos que han optado por ir comprando alimentos con cabeza a medida que lo van necesitando.

No compres más de lo necesario

Ahora es más importante que nunca planificar qué compraremos y en qué sección del frigorífico se almacenarán. 

Además de el qué comprar, también necesitamos saber cuándo se va a consumir, para saber qué alimentos irán a la nevera, para consumir a corto plazo, y al congelador, para consumir a largo plazo.

Así que tómate tu tiempo para elaborar una lista basada en los menús que has previsto y el número de personas que los consumirán.

Lo primero que debes tener en cuenta “el tamaño del frigorífico”, apuntan desde Beko, compañía de electrodomésticos referente en soluciones inteligentes para el hogar, “para ser consecuente y no comprar más de lo que puedas guardar”.

Llenar demasiado la nevera es un error y un despilfarro.

La comida puede estropearse antes de lo esperado ya que si el aire no circula bien, la distribución de la temperatura puede verse afectada.

Así que a medida que vas colocando, debes comprobar que queda espacio entre los alimentos.

Por otro lado, la base de una nevera organizada es que los alimentos se coloquen según el frío que necesiten.

El frío retrasa la degradación de los alimentos (la mayoría de bacterias no se multiplica a menos de 8ºC).

Aplica la regla FEFO

Otra norma básica es situar los alimentos más efímeros delante y los duraderos detrás. 

Es lo que conoce como el FEFO (acrónimo de las palabras inglesas First Expired, First Out), es decir, aquello que entró antes es lo que debe salir primero.

Por tanto, cuando llegues a casa con la compra, haz como los supermercados: coloca en primera fila lo que caduca primero y lo que acabas de traer, al fondo.

Por ejemplo: si compras yogures, colócalos detrás de los que ya tenías; de ese modo, tendrás a mano los que caducan antes.

Cada cosa en su sitio

  • En la zona alta debes guardar los alimentos que vas a tomar antes: pasta, carne, purés, verduras cocinadas o fruta cortada.
  • En el medio los lácteos. Trata de reunirlos en un mismo estante colocando juntos yogures, quesos e incluso la leche. Aunque es habitual ponerla en la puerta, estará mejor colocada en accesorios como botelleros o un dispensador para los bricks de nata o las latas.
  • En la parte central del frigorífico debes poner los embutidos y los alimentos ya cocinados, pues no necesitan tanto frío.
  • En los cajones inferiores debes almacenar la fruta y las verduras. Eso sí, por separado, puesto que la verdura produce ciertos gases. Y sobre todo, intenta que la fruta más delicada no se mezcle entre sí. Separar ambos grupos de alimentos permite alargar la conservación de estos. Es mejor que uses bolsas de papel, no de plástico. Las del pan son estupendas, ya que dejan que los alimentos ‘respiren’.

Y por cierto, entre las frutas que sí puedes meter en la nevera están las fresas, cerezas, uvas y ciruelas, pero nunca los plátanos o los aguacates.

Las hortalizas de raíz sí se conservan en nevera: rábanos, zanahorias, nabos, remolachas… y todas las verduras verdes como la lechuga (envuelta en un paño húmedo aguanta más), el brócoli, las judías verdes o las espinacas.

Los tomates, las patatas y la cebolla están mejor fuera.

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