La creatina es una de las sustancias con evidencia de tipo A sobre el rendimiento deportivo. Consigue mejorar la eficiencia de los procesos de obtención de energía en ausencia de oxígeno. También es capaz de inducir cambios positivos en la composición corporal, promocionando la génesis del tejido magro y ayudando a reducir la masa grasa del individuo.

Se trata de una sustancia segura para el organismo que, además de promover mejoras a nivel deportivo, presenta diversas aplicaciones en el marco de la salud. De este modo, el consumo regular de creatina podría desempeñar un papel neuroprotector frente a enfermedades como el alzhéimer.

Creatina y patologías neurodegenerativas

Una gran parte de las enfermedades de carácter neurodegenerativas se producen por la acumulación de compuestos beta amiloide que son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica. La creatina es una sustancia que parece capaz de reducir la síntesis de esta clase de sustancias nocivas para la salud a medio y largo plazo.

Así lo demuestra un estudio publicado en la revista “Progress in Neuro Psychopharmacology & Biological Psychiatry”. A pesar de llevarse a cabo en ratones, esta investigación observa los efectos positivos de la creatina sobre la disminución en la síntesis de estas sustancias, y desarrolla el modelo por el cual este suplemento podría ser capaz de reducir la incidencia de la enfermedades neurodegenerativas también en humanos. De todos modos son necesarios más estudios al respecto, con muestras humanas más amplias.

La creatina reduce las pérdidas musculares

La pérdida de fuerza muscular en individuos adultos ancianos se relaciona con una mayor mortalidad. Durante la vejez, se producen una serie de cambios metabólicos y orgánicos que generan la disminución de la masa magra, con las consecuencias negativas para la salud que esto provoca.

Se han expuesto una serie de estrategias dietéticas para evitar las pérdidas musculares en esta clase de sujetos. Una de ellas es aumentar la ingesta proteica. Otra, que resulta eficaz según un artículo publicado en la revista “Amino Acids”, consiste en la suplementación con creatina.

No obstante los efectos del consumo regular de esta sustancia sobre la masa magra se ven seriamente potenciados cuando se acompaña con la práctica de ejercicio físico de fuerza con regularidad.

No produce daño renal

Durante años se sospechó que el consumo de creatina, junto con la ingesta de altas dosis de proteínas podía alterar negativamente la función renal. En la actualidad esta teoría está descartada. De hecho cada día más expertos defienden las necesidades de incrementar el consumo de alimentos ricos en proteína en la dieta. 

Con la creatina sucede lo mismo. Se trata de una sustancia segura a medio y largo plazo en las dosis actualmente utilizadas. Es capaz de mejorar el rendimiento y también incidir positivamente en la salud de los individuos sedentarios. Por este motivo es posible valorar su consumo en situaciones muy diversas.

De todos modos, es posible que al someter a un sujeto a un protocolo de suplementación con creatina, los valores de creatinina al realizar un estudio de sangre o de orina se vean aumentados. Es importante advertir al especialista de que se está llevando a cabo este protocolo dietético, para que no confunda el incremento de este parámetro con la posible aparición de alguna disfunción de tipo renal.

Creatina, una sustancia buena para la salud

La creatina se conoce sobre todo por sus implicaciones sobre el aumento del rendimiento deportivo. Sin embargo, se trata de un nutriente que puede resultar beneficioso para la salud si se consume en diferentes situaciones.

En adultos de edad avanzada, la suplementación con creatina puede ayudar a evitar la pérdida de tejido muscular, lo cual resulta positivo a la hora de mejorar la funcionalidad de estas personas.

Por otra parte, se relaciona el consumo regular de creatina con el bloqueo en la producción de sustancias beta amiloides asociadas con la promoción de enfermedades de carácter neurodegenerativo. A pesar de que todavía son necesarias más investigaciones en humanos al respecto, los modelos parecen indicar que la ingesta de este nutriente podría resultar beneficiosa a la hora de reducir la incidencia de enfermedades como el alzhéimer y el parkinson. 

Además se trata de una sustancia segura para la salud. Varios estudios han conseguido demostrar su inocuidad a medio y largo plazo sobre la función renal, bajo las dosis utilizadas en la actualidad.

Credito de imagen principal via Wikimedia Commons

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