El trabajo, publicado en la revista Neurology, encontró que las personas con un accidente cerebrovascular temprano tenían más probabilidades de tener el tipo de sangre A y menos probabilidades de tener el tipo de sangre O (el tipo de sangre más común), en comparación con las personas con un accidente cerebrovascular tardío y las personas que nunca tuvieron un accidente cerebrovascular.
Después de ajustar por sexo y otros factores, los investigadores encontraron que aquellos que tenían el tipo de sangre A tenían un 16 por ciento más de probabilidades de sufrir un derrame cerebral temprano que las personas con otros grupos sanguíneos. Aquellos que tenían el tipo de sangre O tenían un riesgo 12 por ciento menor de sufrir un derrame cerebral que las personas con otros tipos de sangre.
Steven J. Kittner, profesor de Neurología en la UMSOM y neurólogo del Centro Médico de la Universidad de Maryland aseguró que «la cantidad de personas con accidentes cerebrovasculares tempranos está aumentando. Estas personas tienen más probabilidades de morir por esta causa y aquellos que logran sobrevivir posiblemente se enfrenten a décadas de discapacidad. A pesar de esto, hay poca investigación sobre las causas de los accidentes cerebrovasculares tempranos».
Variantes genéticas
Él y sus colegas realizaron el estudio realizando un metanálisis de 48 estudios sobre genética y accidente cerebrovascular isquémico que incluyó a 17.000 pacientes con accidente cerebrovascular y casi 600.000 controles sanos que nunca habían experimentado un accidente cerebrovascular. Luego observaron todos los cromosomas recolectados para identificar variantes genéticas asociadas con un accidente cerebrovascular y encontraron un vínculo entre el accidente cerebrovascular de inicio temprano, que ocurre antes de los 60 años, y el área del cromosoma que incluye el gen que determina si un tipo de sangre es A, AB, B o O.
«Nuestro metanálisis analizó los perfiles genéticos de las personas y encontró asociaciones entre el tipo de sangre y el riesgo de un accidente cerebrovascular de inicio temprano. La asociación del tipo de sangre con un accidente cerebrovascular de inicio tardío fue mucho más débil que la que encontramos con el accidente cerebrovascular temprano», dijo el coautor del estudio, el investigador principal Braxton D. Mitchell, PhD, MPH y profesor de Medicina en la UMSOM.
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