Manolo Caro esta de regreso con Érase una vez…pero ya no, su más reciente serie musical para Netflix.

La miniserie es uno de los estrenos más destacados del fin de semana, y aunque existe mucha expectativa por ella, habrá que tomar en cuenta algunas consideraciones antes de que decidad darle o no una oportunidad.

¿De qué trata Érase una vez…pero ya no?

La sinopsis oficial de la serie nos dice que la historia gira en torno a dos amantes separados de forma trágica que deben reencontrarse en otra vida para romper el hechizo que ha caído sobre el excéntrico pueblo que habitan. Ahora, en el presente, la llegada de dos turistas pondrá en riesgo la única posibilidad que tienen de romper el hechizo.

 

 

Usando la comedia y la música como sus principales recursos, Manolo Caro presenta esta antítesis del clásico cuento de hadas.

La tercera producción de Caro para Netflix, después de La Casa de las Flores y Alguien Tiene que Morir, corre a cargo del cineasta junto con Rafael Ley, María José Córdova y Andrea Toca. El elenco es encabezado por el cantante y compositor colombiano Sebastián Yatra y las cantantes españolas, Nia Correia y Mónica Maranillo, además de Rossy de Palma, Asier Etxeandía, Mariola Fuentes, Itziar Castro, la actriz chilena Daniela Vega y la mexicana Mariana Treviño, entre otros.

 

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¿Por qué ver Érase una vez…pero ya no?

Si eres seguidor del trabajo de Manolo Caro sabrás que al director mexicano no le gusta repetirse a pesar de tener un estilo muy bien definido.

En esta ocasión apuesta por el género musical, aunque es curioso que solo recurra en ocasiones muy específicas para incluir números musicales. Realmente son muy pocas las canciones presentes en esta serie.

En lo que Caro no tiene reparo es en llevar el colorido aspecto visual de la serie al máximo.

Érase una vez… pero ya no se siente como un experimento juguetón que no tiene reparo en explotar la fantasía colorida de los cuentos de hadas, pero al mismo tiempo ser lo suficientemente mordaz para burlarse de los estereotipos y sobre todo de la masculinidad tóxica.

Aquí el príncipe no es aguerrido ni valeroso, sino más bien vemos a un protagonista masculino endeble y romántico. También se acabó la princesa en apuros que sueña con su príncipe azul. La princesa de este “cuento” es tenaz y está libre de tapujos sexuales.

 

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Otro punto a favor sería el carisma de su elenco, especialmente el de Itziar Castro, Asier Etxeandia y Rossy de Palma. Sin embargo, el trabajo de Sebastián Yatra y su inconsistente acento castellano no tiene los mismos méritos.

Por otra parte, el exceso de color, lo confuso de su historia y lo superficial que se siente la serie por momentos termina por ser uno de sus puntos débiles. Por momentos sentirás que no sabes si quiere ser divertida e irreverente, o seguir el camino de la seriedad y el dramatismo.

 

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Asimismo, el espectador se verá condicionado a aceptar la congruencia argumental de la historia.

Si se acatan esas reglas, la cosa irá por buen camino, pero si no se piensan dar tantas consideraciones, vaya conflicto el que supondrá Érase una vez… pero ya no, que dicho sea de paso, no encuentra argumentos suficientes para haber optado por el formato de miniserie, sobre todo ante su falta de disposición para profundizar en el desarrollo de su historia.

En conclusión, si no comulgas con el trabajo del director mexicano o este es tu primer acercamiento con su trabajo, sinceramente no creemos que Érase una vez… pero ya no sea para ti.

En ese mismo sentido, si eres de los que no soportan los musicales también aléjate de esta producción recurrirá a la música y las canciones (que apuestan por el amor y desamor como su bandera) cuando menos te lo esperes.

Érase una vez… pero ya no es entonces una recomendación más bien para quienes disfrutan el trabajo del director y el género, no obstante, también podrían recibir una no muy grata sorpresa.

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